5 ene 2016

PATRICIA BULLRICH: CÓMO ACABAR CON LA DROGA...







“El combate contra el narcotráfico esta vez va en serio”, dijo la ministra Patricia Bullrich. Con todo respeto, no creemos que la política que amaga a anunciar la ministra tenga algo de serio.

Desde ya, el lenguaje bélico del “combate”, en sí mismo, nos habla de una perspectiva del problema que nace mal orientada. El hecho de que el Gobierno esté “asesorados” por la DEA en esta política, por otra parte, solo permite augurar un fracaso. En este sentido, búsquese en Google “resultados lucha contra el narcotrafico dea”, y se podrán leer varias notas al respecto.

Bullrich dijo a principios de diciembre que cuenta con “un equipo muy especializado en el narcotráfico” y que su gestión atacará a todo el narcotráfico, y no sólo a las cúpulas. "Hay quien dice, vamos contra los grandes, pero contra el chico también, porque es el que está cerca de la gente y el que le vende paco", afirmó

Recordemos, además, los dichos de su Secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, quien aseguró que su gestión no se caracterizará ni por el garantismo ni por la mano dura sino por la "mano justa". Prometió dar una "pelea titánica" contra el narcotráfico y dijo "no ser partidario" de la despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal, al considerar que "facilita a los jóvenes el acceso" a los estupefacientes. 

La ministra, como sucede cuando habla de la “emergencia en seguridad”, no ha explicado por qué razones su “combate contra el narcotráfico” debe ser una política prioritaria —no decimos que no existan razones, solo que no las ha dado—. Tampoco ha explicado cuáles son las medidas concretas que se aplicarán en el tema.

Solo se afirman proposiciones valorativas que pronostican un mañana mejor: ellos “van en serio”, atacarán “todo el narcotráfico”, van contra el “grande” pero también contra el “chico”, trabajan con un equipo “muy especializado”...

El campo para profundizar la cultura de la emergencia propia de la persecución penal del narcotráfico ya está fértil. Recordemos, por ejemplo, que la ley 24.390 (reformada y empeorada por la ley 25.430), en su artículo 10, dispone: “Quedan expresamente excluidos de los alcances de la presente ley los imputados por el delito previsto en el artículo 7 de la ley 23.737 y aquellos a quienes resultaren aplicables las agravantes previstas en el artículo 11 de la misma ley”. Elevado el narcotrafico a “mal de los males” por el discurso oficialista, no vemos un futuro muy saludable para nuestros derechos fundamentales.

Parecería que la presencia de más y más policías en la calle sería un elemento esencial del “plan” bulrrichiano. Esto plantea serios problemas. Primero, las principales transacciones del narcotráfico no se llevan a cabo en la calle. Segundo, esta medida anuncia qué tipo de hechos se perseguirán: el narcomenudeo. Tercero, se plantea la política del "policía en la calle" como una medida que solo puede producir resultados positivos. En ningún momento se tiene en cuenta el riesgo para la seguridad que genera la intervención policial. El hecho de que cualquier joven quede, cuando está en la calle, a merced de la arbitrariedad de los agentes policiales es, indiscutiblemente, un problema de seguridad que Bullrich ha optado por ignorar.


La anunciada “tolerancia cero” a la corrupción policial, en este contexto, parece que será tan incumplida como el supuesto plan de “pobreza cero” cuya propuesta se reiteró hasta el cansancio cuando Macri aún no había sido electo presidente. Con las pocas medidas que se pueden esperar de Bullrich y del gobierno, esta obsesión con el tráfico de sustancias prohibidas promete pronosticar fracasos y restricciones ilegítimas de derechos. Esperamos equivocarnos.









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