28 feb 2016

TE REGALAMOS ESTE LIBRO SOBRE EL CASO BULACIO





Te regalamos el primer libro de la colección “Revés”, dedicada a la intersección entre antropología y derechos humanos, editada por el CELS y Editores del Puerto.

Los textos de esta colección trabajan sobre el campo judicial, sobre su praxis cotidiana, sus actores y sus efectos, mirados desde una perspectiva de derechos humanos. La colección se propone como un modo de explorar distintos cursos de acción y análisis en el camino de fortalecimiento del activismo de los derechos humanos.

Los trabajos no tendrán el afán de instruir respecto de discusiones doctrinarias sino el de poner sobre la mesa los soportes teóricos y prácticos de las violaciones a los derechos humanos y transmitir experiencias de lucha y discursos disponibles para enfrentarlos.

El análisis interdisciplinario, el apoyo sobre casos judiciales, la valoración del activismo de los derechos humanos y de su impacto transformador sobre el campo de tales derechos son elementos que recorren las propuestas de análisis que cada libro pone en juego.

En este libro, Sofía Tiscornia examina los complejos caminos que un caso judicial atraviesa cuando en él se están discutiendo los umbrales del poder violento de policía. El interés de la discusión reside en que quienes la emprenden son activistas de derechos humanos que se enfrentan al laberinto de la burocracia penal estatal.


Contiene, además, un epílogo de Víctor Abramovich: “Transplante” y “neopunitivismo”. Debates sobre la aplicación del derecho internacional de los derechos humanos en Argentina.











24 feb 2016

CÓMO CONDENAR A UN ANIMAL







La relación entre los animales y el derecho (especialmente el derecho penal) contiene infinidad de muestras de la miseria humana. Al mismo tiempo, en el campo del derecho penal, también nos muestra la vigencia atemporal de la obsesión por el rito, esa patología inquisitiva tan difícil de erradicar. Más allá de ello, no dejan de ser interesantes, por lo absurdos, los casos y ejemplos que mencionamos a continuación.


Un perseguido político


Un pobre papagayo fue condenado por un delito político: gritar “Viva Venizelos” en Grecia luego de que éste fuera derrocado, en 1935.

Las leyes naturales


En 1474, en Basilea, Suiza, las autoridades civiles procesaron a un gallo que había puesto un huevo por “violar las leyes naturales”. El animal fue juzgado, declarado culpable y condenado a ser quemado vivo (ver).


Un perro sin presunción de inocencia


En Guatemala, en 1997 habían dictado la “prisión preventiva” de Balú, el perro del asesinado Monseñor Gerardi, porque el can “era el único testigo” del crimen. Murió en prisión y nunca declaró... No he visto el expediente, pero según el saber popular, se dictó un auto de encarcelamiento preventivo al pobre perro.


Agresión sexual


En Maine se condenó a prisión de un mes a un gato que “cortejó sin autorización” a la gata de la denunciante (ver). 


Una condena real


Si queremos ver una condena exótica, está el caso del rey persa Ciro II el Grande, quien condenó a algo similar a la muerte al río Gyndes, en 540 A.C. Condenó al río a dejarlo “tan pobre y desvalido que hasta las mujeres pudiesen atravesarlo sin que les llegase el agua a las rodillas”. Y ordenó a sus soldados cavar 180 canales a cada lado, que terminaron por desangrar el río (ver).


Las tres chanchitas


En 1370, tres chanchas mataron al hijo de su dueño. Marcharon presos no solo las tres cerdas sino también sus lechones, acusados de complicidad. El duque de Borgoña sentenció solo a las chanchas a la pena de muerte, “aun cuando los otros cerdos que presenciaron la muerte del niño no trataron de defenderle” (ver).


Una locura


Calígula, emperador de Roma (37 a 41 D.C.), hizo célebre a su caballo “Incitatus” (impetuoso) por haberlo designado cónsul de Bitinia, territorio al norte de Turquía (ver).


Los chanchos en los diarios


Niceto Alcalá Zamora y Castillo da cuenta de procesos contra animales en la segunda mitad  del siglo pasado, en países como Uganda, Perú, España, México, Inglaterra, Brasil, Irán e Italia, por hechos de embriaguez, escándalo, homicidio, tentativa de homicidio, daños, insultos, allanamiento de morada y lesiones. Los acusados habrían sido un toro, un caballo, un loro, un gato, una mula, una vaca, un elefante, una jirafa, un grupo de cabras y cerdos, un perro, un puma, y así...

El autor citado señala que esta información ha surgido de recortes de prensa. De las citas textuales que realiza parece surgir que no hubo una imputación formal contra los animales de estos casos, sino que se debe a excesos del lenguaje. Por ejemplo, de uno de los casos citados se dice:

Escándalo de un perro ebrio en un restaurante de Bogotá


Nada de esto alcanza, sin embargo, la originalidad de otro caso del siglo pasado sobre el cual solo tenemos una cita del título de la nota en el diario Excelsior del 23 de marzo de 1966: “Ajusticiaron a una estatua en Argentina” (ver). 


Defendiendo con imaginación



Seguramente para alegría de Cristian Penna, en 1499, el abogado defensor de un oso que había causado daños varios en aldeas de la Selva Negra logró demorar una semana el juicio de su “cliente”, planteando que sólo podía juzgarlo un “jurado en que solo sus iguales tomaran asiento” (ver). 


Defendiendo con imaginación II


En el siglo XIV, un abogado francés, Bartolomeo Chassané, logró anular la primera sesión de un juicio contra un grupo de ratones, porque “no se había citado a los acusados en tiempo y forma”. Los animales, dispersos por todo el lugar, eran tan numerosos que un solo auto de emplazamiento pegado en la pared de la iglesia local no había servido a para notificar a todos ellos. Los curas debieron salir por el campo, entonces, leyendo en voz alta el documento de citación (ver). 


Confesá o te rompo los dientes


A veces, en los juicios contra animales, alrededor del 1500, se utilizaba la tortura y, lo que es más perverso, los “bufidos o alaridos que lanzase el animal torturado se consideraban confesión de culpabilidad” (ver). 


Dijo mi gato...



Un hombre acusado de cometer un homicidio en su propia casa, llevó consigo y como testigos a su gallo, su perro y su gato. Como declaró bajo juramento que era inocente, y ninguno de los tres animalitos lo contradijo, pidió ser absuelto, y así resolvieron los jueces. Se consideró que de haber sido culpable el acusado, Dios habría hecho hablar a los animales para que no quede impune (ver). 


Queda Ud. notificado


Los procesos (de la edad Media) no eran tomados en broma por las autoridades eclesiásticas. Así, por ejemplo, cuando se trataba de denuncias contra insectos, se enviaba una orden del juez para que comparezcan a juicio. Un alguacil iba entonces a donde estaban los insectos a leer la orden. Cuando los animales, obviamente, no comparecían al juicio, donde se los esperaba, no se los declaraba rebeldes inmediatamente, se los debía notificar dos veces más... (ver).


El Diablo como instigador



En abril de 1587 se abrió un proceso contra un “gorgojo verduzco” que se había instalado en los viñedos de Saint Julien, en Francia. El 13 de abril los insectos fueron emplazados ante el tribunal y acusados de dañar los cultivos por inducción del Diablo. El defensor de los gorgojos contradijo la acusación, afirmando que sus defendidos carecían de vinculación con el “Espíritu Maligno” y habían sido enviados a los habitantes por Dios como castigo por sus pecados. Por ello, “castigarlos contravendría los designios de Dios, y su condena incrementaría la ira del Altísimo”. El juicio se aplazó varias veces y no se conoce su resultado, pero “aún se conservan 29 folios en relación a una causa que se extendió por ocho largos meses”. Siempre juntando papeles... (ver).




Ante la duda...




En el año 1300 en Inglaterra, condenaron a una bandada entera de cuervos, porque en el interrogatorio los jueces no pudieron distinguir a los culpables “de aquellos que defendían su inocencia” (ver).


Plazo de ejecución de sentencia


En 1519, en la aldea de Stilfs se juzgó a unos ratones por haberse comido la cosecha. La sentencia dispuso:

... que las bestias dañinas conocidos bajo el nombre de ratones de campo, serán notificadas de abandonar los predios que ocupan en la comuna de Stilfs en el plazo de catorce días, prohibiéndoseles el retorno: pero si alguno de los animales estuviera en estado de embarazo, o impedido de viajar por su extrema juventud, se les concederá otros catorce días...

¡Una ternura el tribunal! (ver)


El primer tratadista


Con tanto material que daban estos procesos en que se condenaba animales, aun en ausencia, no podía faltar un abogado que viviera de ello... El primer “tratadista” que lucró con estos pobres animales fue E. P. Evans, que publicó en 1906 la obra “Juicios criminales y la pena capital de los animales”.

Ya entonces se comenzó con las sutiles diferenciaciones conceptuales de la teoría jurídica. Propone “una distinción técnica muy fina” entre los Thierstrafen y los Thierprocesse. Los primeros se refieren a la pena capital impuesta por tribunales laicos a animales domésticos por homicidios. Los últimos son procesos eclesiásticos contra ratones, langostas y otras plagas para alejarlas de los cultivos a través del exorcismo y la excomunión (ver).



¿Qué hacemos con la elefanta?



En 1917 en Tennessee la elefanta de un circo, Mary, fue ejecutada con la horca por haber matado a su domador. Para ejecutar la sentencia debieron recurrir a una grúa (ver).



§§§§§


Jamás debemos olvidar lo que estos ejemplos nos enseñan: las crueldades que los seres humanos somos capaces de realizar en nombre de la ignorancia y del fanatismo —cualquiera de ellos—.




Enviado por un lector

Un loro, Hariyal, ha tenido que declarar ante la Policía de Rajura, en el estado occidental indio de Maharastra, tras ser acusado por una mujer de insultarla a instancias de su hijastro, algo que no pudo probarse pero finalmente provocó que lo echaran de casa.
Un loro, una mujer, el hijastro de esta y un vecino comparecieron ante la Policía de Rajura en una insólita escena que comenzó a instancias de Janabai Sakharkar (la señora), de 75 años, que asegura que su hijastro enseñó palabrotas e insultos a Hariyal para que se los recitara cada vez que pasa junto a su ventana, dijo hoy a Efe el inspector P.S. Dongre.
Aunque la India es un país que siente especial cariño y otorga una particular protección a los animales, con monos que se cuelan en el Parlamento y vacas que caminan apacibles por las autopistas -en Maharastra matar a uno de estos bovinos puede conllevar una pena de cinco años de cárcel-, Hariyal no pudo rehuir a la autoridad.
Ni tan siquiera el hecho de que en la comisaría de Rajura supieran, según reconoció el inspector, que la señora y el hijastro, gran amigo del dueño de Hariyal, mantenían rencillas personales por problemas con una propiedad pudo evitar que el ave fuera llamado a testificar.
"Le pedimos al vecino que viniera con el loro y le dijimos a la señora que hablara con él para ver si era verdad que la insultaba", explicó Dongre al narrar el careo entre acusadora y acusado.
Después de 15 minutos increpándole, el silencio con que el loro capeó el temporal acabó desmontando la acusación de la demandante.
Ante la evidencia, Dongre le pidió al vecino que se llevara al perico pero el hombre, víctima de la presión del momento, optó por tomar una drástica decisión.
"Dijo que era mejor que dejáramos libre al loro, porque si no la mujer seguiría creando molestias innecesarias y quejas y le íbamos a estar llamando a la comisaría una y otra vez", indicó el inspector de policía, al señalar que el hombre le reconoció que no quería ninguna complicación.
A Hariyal le mostraron la puerta de la calle, pero este, según narró el policía, no voló y se quedó junto a su dueño.
"Es una mascota", indicó el policía subrayando la obvia condición del pájaro.
Ante esa situación, la Policía se vio en la obligación de llevar el asunto ante las autoridades competentes y entregarles al inocente acusado, ya convertido en repudiado excompañero doméstico.
"Tuvimos que llamar a los guardias forestales y dárselo a ellos para que se lo quedaran", indicó.